Y entre tantas veces prometí nunca volver a caer, en una tonta ilusa que solo podía encontrar consuelo en un lugar llamado mente, y donde su única droga era la música que evitaba noches de llanto, rabia, penas, solo era yo y ella imaginando, soñando, reencontrándonos, soñando algo que quise tener y que se esfumo tal cual lluvia de verano.
Somos tu y yo tonta ilusa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario